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Entre Trump y la Pared.

Por Robin HuddSon.

 

"Ellos traen drogas, crimen, son violadores".

 Estas fueron las palabras de Donald J. Trump aquel 16 de Junio del 2015 donde el ahora candidato oficial a la presidencia de los Estados Unidos de América comenzaba su carrera electoral con un mensaje claro hacia la comunidad hispana en este país, específicamente hacia los mexicanos.

 

Desde entonces su retórica política y discurso de campaña ha sido el mismo, claro y conciso. "Los inmigrantes tienen que irse".

 

Este estandarte, nutrido por otras políticas de ultra derecha donde incita a un bloqueo al acceso a la comunidad musulmana, ataques , en su mayoría sin fundamento, contra su contrincante demócrata (Hillary Clinton), conocimiento en problemas de ámbito internacional escaso  o casi nulo y un alto contenido de "White Power", han hecho de la campaña del magnate estadounidense todo un movimiento que ha hecho temblar hasta los cimientos del partido republicano.

La comunidad hispana ( en su gran mayoría) se ha visto ofendida de igual forma por los planes del millonario tras el planteamiento de crear "hermoso" muro en la frontera sur del país con el que pretende parar la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y "mantener seguro al país" de posibles ataques terroristas.

Estos y muchos detalles más, los cuales me son imposible describir debido a que olvide mi botella de jarabe anti acidez en casa, han provocado la ira no solo de la comunidad hispana en el interior, si no también en el extranjero y por obvias o lógicas razones en el país vecino, México.

Doble cara.

Justo un día antes de que el presidente de México diera su segundo informe de gobierno, el candidato republicano Donald J. Trump aceptó la invitación hecha por el mandatario mexicano a ambos candidatos para visitar el país y "estrechar " relaciones diplomáticas.

Sin pensarlo Trump aceptó la invitación y realizo la visita el mismo día en el que planeaba presentar su agenda en temas de inmigración. Visita que cimbrarían un día después al gobierno mexicano.

La alfombra roja fue colocada, los micrófonos oficiales abiertos y como si fuera la visita de un mandatario de alta importancia se le abrió el espacio al enemigo público numero uno de los mexicanos.

En la conferencia de prensa el candidato reafirmó, aunque en un tomo mas suave y amigable, su compromiso de construir el muro. Si, en pleno suelo azteca.

Lo que en otros tiempos hubiera sido pagado con sangre, fue dicho sin pudor. Sin recato. Sin respeto.
Seguramente Doroteo Arango ( Pancho Villa), Emiliano Zapata, María Morelos y Pavón entre otros próceres de la independencia y revolución, se revolcaron en sus tumbas al sentir tal presencia invasora en suelo mexicano.

Pero en lugar de esto, el invasor fue tratado con pinzas. Cuidando no molestar al "guerito", no vaya a ser que gane la presidencia y nos deje sin petróleo, bueno eso ya se lo llevaron... Bueno sin oro, oh, los españoles lo tienen. Esta bien, sin orgullo... bueno digamos que por miedo a posibles represalias  se le trato con inmenso respeto.

Mismo respeto que el nunca mostró recíprocamente.

Después de su visita fugaz, el candidato republicano cumplió con su agenda y emitió su discurso desde la ciudad de Phoenix, Arizona, el cual se esperaba mitigara dudas sobre su retórica drástica inmigratoria como lo venia simulando algunas semanas atrás previas al evento.

Pero todo volvió a la normalidad, Trump disipó los miedos de alguno de sus mas fieles seguidores. El discurso volvió aún más fuerte y claro. La retórica  continuó, los argumentos huecos sin sentido siguieron siendo la fuente de nutrición del discurso electoral del republicano. " El muro se va a construir aunque ellos no aún no lo saben", así lo dijo el candidato aquella tarde en Phoenix.

¡Imperdonable, descarado y ofensivo!

Como lo definió el mismo presidente del PAN (Partido Acción Nacional) Ricardo Anaya, en el programa de la cadena Televisa, "Si me dicen, no vengo", donde unió acertadamente el sentir de un país dolido y enfurecido tras casi año y medio de ofensas y calumnias en contra del pueblo mexicano.

Pero lo que es aún más inverosímil fue la tibia presencia y postura del presidente Peña Nieto, ahí, juntito al gringo; que no solo justificó los insultos de Trump como "mal interpretaciones " si no que también olvido pedir explicaciones por los comentarios hechos por el magnate.

Esto ha enfurecido a todo un país. A toda una nación la cual esperaba más de su presidente. Tanto los de acá como los de allá, los mexicanos de corazón y los mexicanos por adopción. Todos los que se dicen amantes del picante, del tequila, del mariachi y la hermosa forma de ser de los mexicanos, sintieron he hicieron los insultos como propios.

 

 

Si esta es la forma en la que Trump pretende manejar las relaciones internacionales, Estados Unidos esta a un paso de tener a su propio Chavez en el poder. Aunque capitalista Donald es un hombre irracional que hace con el poder lo que ha hecho siempre con su fortuna. Lo su que voluntad le disponga.

 

¿Será este el renacimiento de un nuevo poder fascista en america? ¿ Estados Unidos se quedará sin tequila  y tacos el próximo año? El futuro del mundo pende de un hilo... o un voto.

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