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DEMOCRACIA A MEDIAS DIJO “NO” EN COLOMBIA

por: GUILLERMO TELL

El pueblo colombiano se pronunció este domingo 2 de Octubre, negando la posibilidad de implementar

 

los acuerdos de paz que el presidente Juan Manuel Santos había rubricado con bombos y platillos en

 

Cartagena de Indias. Una vez se conocieron los resultados, los partidarios del “SI” expresaron su mal

 

llamado “dolor de patria” en todas las redes sociales, mientras la mayoría de los promotores del “NO

no vacilaron en lanzar toda clase de insultos e improperios sintiéndose fuertes tras el triunfo de sus

 

opiniones. Estas reacciones son equivocadas para ambos bandos. No estar de acuerdo con lo

 

propuesto

 

en los acuerdos de la Habana no significa que los partidarios del “NO” sean apátridas o algo parecido;

 

significa simplemente que no se sienten satisfechos con lo entregado a las FARC en medio de la

 

negociación. Tampoco significa que sean partidarios de la guerra o del desangre de los colombianos

 

inmersos en el conflicto no, significa que quieren buscar la paz con una negociación diferente. Y por el

 

lado del “NO”, los insultos lanzados tampoco se justifican de manera alguna, pues por el contrario, los

 

dirigentes que promovieron ese voto salieron a ponderar el beneficio colectivo y a extender la mano a

 

las FARC, al gobierno y a los partidarios del “SI”. Ellos entienden que no es el momento de contribuir a

 

mayor polarización, pues lo que se viene en adelante no será nada fácil y puede significar el triunfo o la

 

derrota futura del Centro Democrático. Vamos a ver el escenario después de los resultados. Una vez se

 

supo que el NO había triunfado, inmediatamente se advierte que la respuesta a la incertidumbre estaba

 

en manos de sus gestores; léase gobierno y FARC. El gobierno confirma su voluntad de continuar en el

 

proceso manteniendo el cese al fuego bilateral y llamando a los opositores a la mesa de

 

negociaciones, ahora mesa de renegociaciones.

 

Por su parte las FARC en cabeza de su máximo dirigente, expresaron

 

desde la Habana que continuaban con su propósito pacifista y que acataban la decisión del pueblo

 

colombiano. Aquí es donde está comprometido el futuro del Centro Democrático, porque ahora la

 

pelota está en su cancha. Ahora tendrán que demostrar que efectivamente tienen vocación de paz;

 

ahora deberán demostrar que pueden sentarse a la mesa a negociar, aunque fueron invitados

 

inicialmente y no lo hicieron; ahora deberán renegociar y ceder en puntos para poder llegar a un

 

acuerdo, porque el pueblo colombiano no desearía volver a escuchar la palabra “inamovibles”, que

 

impida llegar finalmente a un acuerdo de paz donde ambos bandos concilien sus pretensiones. No hay

 

acuerdo de paz perfecto, eso lo sabemos, así que alguien deberá conciliar. Si no se logra llegar a un

 

acuerdo y la radicalización termina imponiéndose en las renegociaciones, las futuras generaciones

 

pasarán factura de cobro y muy seguramente se despertará ese gigante dormido abstencionista que  

 

hoy fue indiferente a tan importante proceso para el pueblo colombiano y que convirtió el plebiscito en  

una demostración de democracia a medias, por su baja participación de tan solo el 37%.

 

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